Todo el Universo (una – palabra) nos revela la evidencia de un diseño inteligente. En la medida que más se la estudia, la creación. revela el misterio de un Creador. Es una de las formas en que Dios nos habla, es uno de los lenguajes de Dios.
En pleno apogeo del racionalismo se logró independizar el conocimiento del hombre de la influencia de la explicación divina de la esencia de las cosas. El materialismo condujo a la humanidad a un universo cerrado y mecánico. Se entendió la realidad en que nos movemos como la consecuencia de acciones y reacciones, previsibles y estudiables por medio de leyes empíricas.
Al avanzar en el entendimiento de las cosas los científicos fueron encontrando otra realidad diferente. Y todo ese entendimiento espiritual de las cosas al que el racionalismo acusó de superstición comenzó a demostrarse que era verdadero. Y toda esa cosmovisión mecanicista y materialista es la que queda en evidencia, no ya como un error científico solamente, sino como una necedad de los hombres que se envanecieron en sus razonamientos, que no reconocieron la grandeza de Dios y que no le dieron el mérito que merece.
Romanos 1:21 Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.
La física actual ha descubierto que existe una realidad diferente. En las cosas ordinarias encontramos átomos, moléculas y partículas elementales que se mueven en un tipo de realidad diferente en estados no materiales, como si no tuvieran una posición definida en el espacio y que pueden afectarse en forma instantánea y a distancias siderales. Algo muy diferente a ese universo materialista y mecánico de los científicos antiteocráticos del siglo XIX.
La física cuántica ha descubierto que la realidad del universo no radica en el orden visible, sino que hay dos ámbitos: el visible de las cosas materiales de nuestra experiencia palpable y el de las cosas no materiales. Una realidad natural y otra semejante a la realidad espiritual de la que Dios siempre nos ha hablado de muchas maneras.
El orden visible se manifiesta en objetos materiales separados entre sí, que interactúan directamente y que componen nuestra experiencia consciente. Pero además hay un orden cuántico que lo abarca todo que es de naturaleza no material y tiene la potencialidad de hacerse real: material y palpable.
El no reconocer ambas realidades tiene graves consecuencias psicológicas porque la represión de esa realidad invisible daña a nuestra psiquis porque la realidad que no se ve, muchas veces difiere de nuestra experiencia consciente.
El comprender la interacción entre ambas realidades nos permite integrar la espiritualidad a nuestra cotidianidad asumiendo que la realidad en la que nos movemos es la consecuencia de la realidad divina.
El apóstol Pablo nos habla con mucha claridad de estas dos realidades, justamente en su mensaje evangelístico en Atenas, a los filósofos reunidos en el Areópago:
Hechos 17:22-28 Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses […] El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas […] pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas […] ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos.
LOS LENGUAJES DE DIOS 